sábado, 26 de abril de 2008

CapVII “Al mal tiempo buena cara”


En la gran ciudad cada vez el invierno se ponía mas duro, sin embargo Pamela trabajaba arduamente cada día sin importarle tiempo ni gente pasaba horas anotando rápidamente todo lo que dictaba su jefe, muchas veces sentía que los proyectos de estos eran débiles pero no se atrevía a decir nada debido a que era el presidente de la junta de la Empresa y además un viejo que por su edad era testarudo. Hasta un día que el hombre confundido, olvidando la presencia de la joven comenzó a hacer preguntas sobre los nuevos pasos de su negocio en voz alta, la joven esperando tal ocasión, fuerte respondió con ánimo cada inquietud.

El hombre perplejo le pregunto como sabia tanto, ella humilde le comento sus estudios y le explico que no había traído ningún diploma ni certificados de ellos debido a su huida y a su roto corazón, el hizo unas llamadas metió a la joven al auto corrieron por la ciudad firmando papeles en notarias a mediodía se sentaron en un restaurant a comer el la miro dulcemente y le dijo:
“Querida mía, que vergüenza no haberte notado eres brillante hoy hicimos que todos tus estudios fueran certificados en mi nación, mas tarde te acompañare a una tienda maravillosa para que te compres algunos trajes de ejecutiva premier y mañana veremos tu nueva oficina, secretaria y obviamente sueldo… por cierto todos mis ejecutivos viven en barrios cercanos al trabajo tengo uno de los departamentos vacantes, hoy luego de comprar tu nuevo vestuario, puedes cambiarte tienes la tarde libre. Disculpa lo ciego que e tienen los años y no darme cuenta del diamante en bruto que tenia a mi lado, tus ideas serán el pilar de los nuevos pasos del negocio.”

Pamela feliz olvido el invierno que comenzaba, salió en búsqueda de trajes bellos ceñidos y elegantes, contrato la mudanza y se cambio de inmediata este nuevo departamento lujoso sin duda era mas abrigador que el antiguo feliz, comenzó esta nueva vida, con esta nueva oportunidad, solo al costarse recordó su soledad y la ausencia de Víctor en su cama lloro como de costumbre se durmió porque sabia que al otro día le esperarían muchas cosas, dificultades y sorpresas, escribió rápido una carta a su madre relatando todo cerro sus ojos y se fue en un viaje nocturno a las playas de su pueblo.

Al comenzar el día luminoso corrió a su oficina nueva, hablo con su propia secretaria Marie joven bella, pálida, tímida y un poco aburrida, quien admiraba desde el primer segundo a su jefa, conversaron tomando café que Pamela preparaba Marie por su parte llevaba pequeños biscochos hechos por ella para el desayuno rieron y trabajaron durante este increíble mes.

Marie a pesar de su cariño y admiración a Pamela siempre envidio que la joven atrajera la mirada y la galantería de todos en la oficina, hasta varios clientes, sabia que su jefa no prestaba interés a ninguno, pero ellos espiaban y acechaban, mirando sin pudor la figura de la joven sus movimientos y se fijaban en los detalles como el primer botón de la blusa desabrochado o cualquier rastro parecido.

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